«El etéreo resplandor».

La carreta fantasma (Körkarlen, 1921), de Víctor Sjöström y El resplandor (The Shining, 1980), de Stanley Kubrick.
    ESCUCHAMOS UNA PIEZA MUSICAL PODEROSA DE MATICES APOCALÍPTICOS encajados en un travelling aéreo sobre montañas rocosas, aguas de lago y carretera serpenteante. Seguidamente comienzan a aparecer las nevadas montañas y el aislado hotel aparece, etéreo e irreal en su resplandor…
Afortunadamente desvinculado de su origen literario, la novela de terror del escritor estadounidense Stephen King, Kubrick reescribe el guión de The Shining [1980] junto a la escritora Diane Johnson. Aunque la naturaleza de los pactos quedan sin explicación en la propuesta cinematográfica, el compromiso faustiano de Jack con los espectros corporeizados que habitan en el hotel consigue que la auténtica Naturaleza del hombre frustrado salga a la luz y «resplandezca» su mitad oscura y primitiva.

Stanley Kubrick Cultura Inquieta12

Los seres irreales del hotel Overlook hacen de los hombres lo que realmente son y desean ser con independencia de cual sea la raíz de los pactos faustianos, el que hubo antes y el que ahora existe con Jack. El hombre está recluído entre él mismo y el «sello» que lo convierte en esclavo de los fantasmas y en depredador de su propia familia. Es, en esencia, el HORROR de la violencia doméstica. Dentro del hotel, Jack Torrance está protegido por una fuerza metafísica que sólo tiene poder mientras éste permanezca en su interior. Por el contrario, otras fuerzas, las de la Naturaleza, le hacen presa débil como a cualquier otro animal. Mientras, Jack Nicholson se descontrola en su gestualidad. Es un Nicholson histrión y desenfrenado en su estado natural, un capricho, una postura consentida por un director que así lo quiso. Una sobreactuación que tiende a enmascarse atribuyéndose al estilo o naturaleza de la propia narración. Diríase que las motivaciones psicológicas de la caída de Jack a los abismos infernarles de la locura, apenas subsisten en la mente de Stanley. Él rompe esa relevancia. La expresión de la locura está siempre en ambos Jack. Sinceramente, no me imagino a otro actor más idóneo para encarnar a este personaje. Ni otra actriz que no sea la frágil Shelley Duvall, en el horror de su mirada, ni siquiera Danny Lloyd. Sin olvidar al cantante y músico Scatman Crothers en su papel de Dick Halloran.
    ES UNA LEY DEL «DIABLO» Y LOS FANTASMAS. En The Shining, el director nos deja tantos cabos sueltos que el espectador debe imaginar o unir, mientras nuestro subconsciente es manejado como vidas de alambre a través del terror, la música, la influencia del lugar y su simbolismo y realismo fantástico kafkianos. Los desequilibrios hacen mella en una obra, quizá más lograda en las intenciones y satisfacciones artísticas de su creador, pero quizá no tanto en resultado. En cualquier caso, Stanley Kubrick consigue lo que se propone, que es ponernos en otra «realidad» distinta de la suya propia.

«Es una ley del diablo y los fantasmas. Allá por donde logramos entrar, hemos de marcharnos. Para lo primero tenemos libertad, de lo segundo somos esclavos.»

(Johann Wolfgang von Goethe)